San Luis Martin y Santa Zélie Guérin: una vocación compartida hacia la santidad
Luis Martin y Zelia Guérin no fueron misioneros, mártires ni teólogos. Fueron esposos, padres y trabajadores, cuya vida cotidiana se convirtió en un testimonio luminoso de fe. Nacidos en Francia en el siglo XIX, vivieron en Alençon, donde formaron una familia profundamente cristiana. Su matrimonio, celebrado en 1858, fue el inicio de una aventura espiritual vivida en lo ordinario.
Zelia, fabricante de encajes, dirigía su negocio con firmeza y generosidad. Luis, relojero de profesión, era un hombre contemplativo, amante del silencio y la oración. Juntos educaron a nueve hijos, cinco de los cuales llegaron a la edad adulta. Entre ellos se encuentra Santa Teresita del Niño Jesús, doctora de la Iglesia, cuya espiritualidad refleja el ambiente de amor y entrega que vivió en su hogar.
La vida de los Martin estuvo marcada por el sufrimiento: la muerte de varios hijos, enfermedades, y la pérdida prematura de Zelia a causa de un cáncer. Luis, tras enviudar, acompañó con ternura el camino vocacional de sus hijas, apoyando su ingreso al Carmelo. Su fe nunca flaqueó; al contrario, se fortaleció en medio de las pruebas.
Canonizados juntos en 2015, son el primer matrimonio elevado simultáneamente a los altares. Su historia demuestra que la santidad no es exclusiva de los claustros o púlpitos, sino que puede florecer en la cocina, en el taller, en la crianza y en el amor conyugal. Luis y Zelia vivieron el Evangelio con coherencia, humildad y alegría, convirtiéndose en faros para las familias de hoy.
Su legado invita a redescubrir el valor espiritual de la vida familiar, donde cada gesto de amor puede ser una semilla de eternidad.
